El comercio ambulante continúa ocupando la costanera de Frutillar, lo que ha generado molestias entre los vecinos, quienes han expresado su descontento por la situación que, hasta el momento, parece no tener solución.
Desde hace tiempo, la venta de mojitos y otros productos alimenticios se ha convertido en una constante a lo largo de la playa, sin que se registre una fiscalización adecuada para regular estas actividades informales.
Los vendedores ambulantes no solo se limitan a ofrecer bebidas y comida sin resolución sanitaria, sino que también ocupan espacios públicos con carpas, parrilladas y productos variados, que se comercializan sin ningún tipo de autorización.
Las ventas comienzan temprano en la mañana y se extienden hasta altas horas de la noche, lo que afecta la tranquilidad de los residentes de la zona y el orden público en general.
Este desorden, que ya es evidente durante los fines de semana y feriados, parece no ser controlado por las autoridades correspondientes, lo que deja en duda la efectividad de la fiscalización en la ciudad. A pesar de las quejas constantes de los vecinos, no se observa una intervención que logre ordenar la situación y frenar la proliferación de este tipo de ventas informales.
La falta de regulación y control en la costanera no solo está generando malestar entre los habitantes de Frutillar, sino también poniendo en riesgo la salud pública, dado que muchos de los productos vendidos no cumplen con los estándares sanitarios.
En tanto, los residentes piden a las autoridades que tomen medidas para garantizar el orden en la playa y el respeto a la normativa vigente.
País sin gobierno... Autoridades y fiscalizadores de vaciones.